GUERRA EN SUDÁN

El imperialismo alimenta la crisis de refugiados

Sudán enfrenta actualmente la peor crisis de desplazados del mundo. Más de 10 millones de personas han sido desplazadas desde abril de 2023, más de la mitad de ellas son mujeres y un cuarto son niños menores de cinco años. El 70% de los desplazados están en riesgo de hambruna. Alrededor de 2 millones de personas han huido de Sudán desde entonces, como refugiados, solicitantes de asilo y retornados y muchos más están desplazados internamente, mientras sufren la extrema violencia de esta brutal guerra. Este es un escenario catastrófico y es una enorme crisis humanitaria que afecta a los 49 millones de habitantes de Sudán.

Ha pasado más de un año desde que el pueblo sudanés comenzó a sufrir la violencia y la devastación provocadas por la guerra civil que estalló el 15 de abril de 2023 entre las fuerzas armadas del país y las Fuerzas de Apoyo Rápido. El derramamiento de sangre continuo no puede justificarse y debe terminar. El conflicto ha sido causado por intereses competidores sobre el control de recursos (como las reservas de petróleo, oro, cromo, cobre, entre otros) que pertenecen al pueblo sudanés. Actores extranjeros apoyan a fuerzas rivales con la perspectiva de obtener acceso a dichos recursos, en un esfuerzo por fortalecer su posición. Este tipo de disputa es sintomática de un contexto global marcado por la inestabilidad, la violencia y la ausencia de gobernanza global asociadas con el imperialismo estadounidense.

Desde que comenzó el levantamiento en diciembre de 2018, el pueblo sudanés ha estado luchando por lograr un cambio real que garantice paz, libertad y justicia. Esto llevó al inicio de un proceso revolucionario, que fue interrumpido por esta brutal guerra.

Mientras no hay perspectivas de una solución política interna para poner fin al sufrimiento del pueblo sudanés, la comunidad internacional trata la situación a través de informes y estadísticas, sin impactar en la realidad del territorio. La única solución al conflicto actual implica una decisión firme de las potencias extranjeras de cesar el suministro de armas o apoyo militar a cualquiera de los bandos.

El contexto de inestabilidad y violencia en el mundo es resultado del imperialismo estadounidense que, además de estimular la producción masiva de armas, también intensifica las disputas regionales y tensiones entre facciones de poder, como se ve en Sudán y otras regiones.

El camino más importante para lograr la paz es legitimar a los actores políticos como son los movimientos sociales, sindicatos y partidos políticos que deben estar activamente involucrados en la transición hacia la paz y la democracia. Las negociaciones y acuerdos que sólo involucren a los mismos actores políticos que han estado en la raíz de la guerra y durante décadas de gobierno no democrático sólo resultarán en un conflicto prolongado, del cual el pueblo sudanés es la principal víctima.

La Asamblea Internacional de los Pueblos afirma su posición solidaria con las luchas por la paz, la soberanía, la democracia y un gobierno popular en Sudán. Hacemos un llamado a todas las fuerzas progresistas y a los pueblos del mundo para que apoyen la lucha sudanesa y sus fuerzas revolucionarias, lanzando campañas de solidaridad, produciendo y compartiendo materiales informativos y educativos y presionando a nuestros gobiernos para que no reconozcan al régimen golpista.