Día de la No Libertad: Recuperando el significado de la liberación en la Sudáfrica post apartheid
“Seguiremos construyendo nuestro poder desde abajo, hasta que la libertad no sea solo un día en el calendario, sino una realidad en nuestras vidas”. AbM
Cada año, durante el mes de abril, antes de que Sudáfrica celebre el Día de la Libertad el 27 de abril, una conmemoración de las primeras elecciones democráticas del país en 1994, tiene lugar en el corazón de las comunidades más empobrecidas de Sudáfrica un acto de rechazo a la “libertad falsa” en forma de conmemoración desafiante. Conocido como Día de la No Libertad, este evento político y social anual no es una celebración, sino una confrontación. Es una declaración de las personas pobres y las sin tierra de que la libertad sigue siendo una promesa incumplida.
Organizado por el movimiento de base Abahlali baseMjondolo (AbM), el Día de la No Libertad se celebró por primera vez en 2006 en la ciudad de Durban, provincia de KwaZulu-Natal, y desde entonces se ha convertido en un momento clave de resistencia en el calendario político del país. Abahlali baseMjondolo, que significa “lxs habitantes de barracas”, representa a miles de sudafricanxs que viven en asentamientos informales, comunidades en las que la pobreza, la marginación y el abandono estatal forman parte del tejido de la vida cotidiana.
Para estas comunidades, el 25 de abril no es un día de alegría, sino de rendir cuentas. Es un duro recordatorio de que, aunque el apartheid haya terminado formalmente, las desigualdades estructurales que arraigó siguen profundamente arraigadas. «La libertad sin tierra, sin comida y sin dignidad no es libertad», proclama el presidente de AbM, S’bu Zikode. Por eso, el mismo día en que el Estado celebra la liberación, las personas pobres organizadas del país se reúnen para decir: “Aún no somos libres”.
Los orígenes del Día de la No Libertad y el mensaje político
El Día de la No Libertad surgió como respuesta a la creciente desilusión con los acuerdos posteriores al apartheid. A medida que se ampliaba la brecha entre ricos y pobres y se intensificaba la represión estatal contra los movimientos de base, AbM y otros movimientos sociales reconocieron la necesidad de una narrativa alternativa, centrada en las voces de las personas excluidas.
Según ellas, las ceremonias oficiales del Día de la Libertad se han convertido en un acto aséptico y elitista que celebra una visión estrecha de la democracia que no se corresponde con la realidad que viven millones de personas. Por el contrario, el Día de la No Libertad pone al descubierto las traiciones y las deficiencias de la lucha por la liberación, desde las promesas incumplidas de reforma agraria hasta la persistente crisis de la vivienda y la falta de servicios básicos en las zonas de la clase trabajadora.
En el núcleo del Día de la No Libertad hay un mensaje político radical y urgente. Desafía no solo al actual Gobierno de Unidad Nacional, sino también al sistema político y económico posterior al apartheid que, a ojos de muchos, simplemente ha renombrado la desigualdad en lugar de desmantelarla.
La libertad sin tierra, sin vivienda y sin dignidad no es libertad: a pesar de la liberación formal, millones de personas siguen sin tierra, viviendo en favelas inseguras y superpobladas, a menudo sin acceso al agua, la electricidad o el saneamiento. El desempleo, especialmente entre la juventud, sigue siendo altísimo, mientras que el trabajo informal y los medios de vida precarios dominan la vida de lxs pobres.
El movimiento de los habitantes de barracas insiste en que la libertad real debe ir más allá del derecho al voto o de la existencia de una Constitución: debe incluir la justicia material, la dignidad y la inclusión. Para muchxs, el sueño de la liberación se ha convertido en una pesadilla de exclusión.
Al igual que las organizaciones populares de todo el mundo, AbM ha aprendido que la libertad auténtica no se concede al pueblo, sino que se consigue luchando mediante la movilización y la organización masivas.
Una dura crítica a la gobernanza posterior al apartheid: El Día de la No Libertad es también una acusación mordaz de los fracasos del Estado posterior a 1994. AbM y sus movimientos aliados acusan al Gobierno de Unidad Nacional de abandonar a lxs pobres, afianzar la corrupción y alinearse con los intereses de la élite en detrimento de la ciudadanía de a pie.
En lugar de redistribución, ven desalojos, represión estatal y criminalización de la pobreza. Argumentan que el modelo económico neoliberal adoptado en los años de transición ha profundizado la desigualdad en lugar de sanarla.
Recuperar la voz política de las personas marginadas: Lejos de ser un día de desesperación, el Día de la No Libertad es una celebración de la resistencia popular. Es un espacio donde lxs habitantes de barracas, lxs trabajadorxs, lxs sin tierra y lxs jóvenes se reúnen para compartir sus historias, construir alianzas y enunciar alternativas. Aquí, la democracia no la definen el parlamento ni los partidos políticos, sino las asambleas populares, la toma de decisiones colectiva y la acción directa.
Las consignas que resuenan en estas reuniones —”Democracia desde abajo”, “Lxs pobres no son lxs que no tienen voz, son lxs que son silenciadxs”— no son declaraciones retóricas. Reflejan un proyecto político vivo, arraigado en la creencia de que desde abajo debe lucharse por la libertad una y otra vez.
Un día de protesta, cultura y comunidad
El Día de la No Libertad se caracteriza por una rica mezcla de activismo político y expresiones culturales. El día suele estar marcado por manifestaciones masivas, protestas públicas, marchas, discursos comunitarios, música, poesía y representaciones teatrales. Se proyectan películas, se celebran debates y se elaboran estrategias para futuras luchas. Es un día de luto y movilización, un momento para lamentar las promesas incumplidas de 1994 y renovar la lucha por un futuro mejor.
Miles de personas asisten a estos eventos, con delegaciones de otras provincias y movimientos aliados en solidaridad. Las reuniones son también espacios de cuidado y apoyo mutuo, que a menudo incluyen distribución de alimentos, programas para la juventud y asesoramiento legal. En los días previos al Día de la No Libertad, lxs activistas de AbM visitan cientos de comunidades, dirigen debates colectivos y organizan las demandas populares.
Sin embargo, el Día de la No Libertad no está exento de peligro. Abahlali baseMjondolo ha sufrido una represión severa y sostenida tanto por parte del Estado como de los poderosos locales. Sus integrantes han sido acosadxs, encarceladxs, torturadxs y asesinadxs. La insistencia del movimiento en su independencia de los partidos políticos y su crítica intrépida del orden vigente lo han convertido en un objetivo.
A pesar de ello, el movimiento se ha fortalecido y organizado, y sigue defendiendo a las comunidades de los desalojos, exigiendo el acceso a la tierra y a los servicios, y alimentando una visión de la vida democrática más allá de la política electoral.
No seremos libres hasta que los pueblos de Palestina y el Congo sean libres: AbM ha apoyado sistemáticamente a los pueblos de Palestina y el Congo, pidiendo paz, justicia y el fin de los genocidios. Junto con las cuestiones locales, el Día de la No Libertad de este año tiene como objetivo dar visibilidad a estas luchas internacionales.
El Día de la No Libertad de AbM se celebrará el 25 de abril en Durban, provincia de KwaZulu Natal, y el 27 de abril en las provincias de Mpumalanga y Gauteng.