Declaración Final de la III Asamblea Continental de ALBA Movimientos


La III Asamblea Continental de ALBA Movimientos tuvo lugar en Argentina del 27 de abril al 01 de mayo de 2022, donde participaron más de 300 delegados y delegadas de 20 países de Nuestra América. La Asamblea Continental es la instancia máxima de participación y encuentro de ALBA Movimientos. Allí se definen las estrategias a mediano y largo plazo a partir de la observación y el análisis de nuestra realidad como pueblos.

Una delegación de la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP) formada por miembros de organizaciones políticas de otras regiones del mundo participó de la Asamblea de ALBA Movimientos y compartió reflexiones y análisis con los activistas de los movimientos populares de las Américas. También se afirmó la “participación de ALBA Movimientos, en tanto articulación regional, en el seno de la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP)”, como “expresión de la unidad política de los pueblos de Asia, África, la región árabe-magreb, Europa, Norteamérica y América Latina y el Caribe”, bajo la integración y la unidad internacionalista”.

Lee la Declaración Final de la III Asamblea Continental de ALBA Movimientos:

En las tierras del Che, de Evita, de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, del Diego, de este sur, de San Martín y Juana Azurduy, en esta tierra de lucha y de memoria, más de 300 delegados y delegadas de 20 países de América Latina y el Caribe nos convocamos en la 3º Asamblea Continental de ALBA Movimientos. Tras la pandemia, en medio de un complejo y vertiginoso escenario global, y a cinco años de la última asamblea sucedida en Colombia en el año 2016, delegaciones de toda la región desarrollamos un intenso proceso de intercambio, debate y proyección estratégica de nuestra articulación de movimientos sociales y populares.

La región y el mundo cambiaron de modo radical en los años comprendidos desde nuestra última asamblea. A nivel global, la pandemia del COVID-19 implicó un verdadero salto adelante, que agudizó muchas de las contradicciones sociales y geopolíticas ya presentes en el horizonte. Millones de muertes evitables, una distribución clasista y colonial de vacunas e insumos médicos, y el despuntar de un negocio multimillonario para las grandes corporaciones globales, fue el saldo parcial de los últimos dos años, pero sin duda, la última gran novedad regional -quizás un verdadero parteaguas histórico- es el despuntar de una nueva guerra europea, que tienen a Rusia y Ucrania en la mira mundial, que involucra a la OTAN y a los Estados Unidos como principales protagonistas, mantiene expectantes a otras potencias, y golpea de manera indirecta a las naciones del Sur Global, cuya verdadera esencia es la disputa de la hegemonía mundial.

En ese marco, nuestra región latinoamericana y caribeña fue protagonista de los efectos demoledores de la doble pandemia neoliberal y del COVID-19: crisis económicas y sociales, empobrecimiento de las mayorías, carencias, hambre y desigualdad. Sin embargo, el contraste de la potencia de la vida en Nuestra América nos permitió ver que la solidaridad, la comunidad y la profunda creencia en lo colectivo hacen parte de nuestro ADN continental. Por supuesto, este contexto se presentó como un reto para los movimientos sociales y las organizaciones populares que impulsamos ALBA Movimientos, pues siendo la calle y el campo nuestro principal lugar de construcción, tuvimos que encontrar nuevas formas de articulación e integración. Sin embargo, siempre tuvimos como horizonte el reencuentro físico en lo que sería nuestra III Asamblea Continental.

Llegamos a Buenos Aires preparados y preparadas para analizar, reflexionar y construir propuestas de acción para transformar la realidad de nuestro continente y consolidar más lazos de unidad entre las organizaciones que nos convocamos en el ALBA y que soñamos y construimos a diario con el horizonte de la Patria Grande.

Argentina nos recibe en medio de un momento histórico de lucha contra el Fondo Monetario Internacional. Nos abrazamos con ellos y ellas en su lucha anti neoliberal con calor de barricada como en el 2001, y agradecemos y admiramos su historia de lucha por la memoria, la verdad y la justicia por las y los 30.000 detenidos y detenidas desaparecidas.

El imperialismo norteamericano y sus socios europeos han avanzado mucho desde su contraofensiva lanzada hace ya más de una década: dictaduras, golpes de Estado, menores victorias electorales, y el despliegue de todas las formas de intervención englobadas bajo el paraguas de la guerra híbrida se han aplicado sin piedad sobre nosotros y nosotras, y sobre nuestro continente.

Desde modelos de “seguridad” de exportación como los impulsados por las empresas privadas en el Caribe, que envían grupos paramilitares y de mercenarios a asesinar selectivamente y a intentar golpes de Estado, como fue la Operación Gedeón en Venezuela, pasando por la instalación de bases militares norteamericanas en nuestros territorios, o la implementación del Narcotráfico como un método de disciplinamiento y violencia contra las y los jóvenes en los barrios populares, para generar enormes ganancias para señores ricos de clase acomodada.

La represión estatal y paraestatal ha sido moneda corriente en nuestra región. Lo vemos en la región mesoamericana donde cientos de líderes y lideresas comunitarias que defienden la vida, el agua y los bienes comunes, son asesinados a diario; o en Haití, donde la violencia de las pandillas se incrementa cada vez más con el objetivo de desestructurar el tejido popular y las organizaciones sociales, y donde el pueblo haitiano tiene que no sólo enfrentar los altos niveles de violencia y pobreza que trajeron consigo las llamadas “misiones humanitarias” que no fueron otra cosa que avanzadas coloniales, sino enfrenta medidas como la construcción de un muro en la frontera con República Dominicana con financiamiento israelí, haciendo una herida de inhumanidad en la rebelde isla de Quisqueya. La OEA, la ONU y la extrema derecha en Haití son responsables del deterioro de las condiciones de vida del pueblo haitiano que sufre los embates de un proyecto de extrema derecha que se mantiene con el actual gobierno.

También lo vemos a diario en Colombia, donde el recrudecimiento de la guerra, la profundización del paramilitarismo, la persecución, la criminalización y la violencia política en contra de las y los lideres sociales y firmantes de paz en diferentes regiones del país dejan en evidencia las consecuencias de la ambición imperialista estadounidense en nuestro continente, donde ya ni siquiera es noticia la permanente violación de DDHH por parte de las fuerzas de seguridad, como sucedió con los medios hegemónicos durante el Paro Nacional de 2021 bajo el gobierno de Iván Duque quien continúa incumpliendo los acuerdos de paz firmados en 2016.

El avance de la derecha fascista constituye una de nuestras principales preocupaciones, por lo que denunciamos el avance fascista de Jair Bolsonaro en Brasil que, a través de la violencia estatal y parapolicial, asesina activistas sociales y desangra los derechos del pueblo brasilero, que se encuentra esperanzado con miras a lograr consolidar una victoria con Lula en octubre de 2022. Asimismo, rechazamos los permanentes intentos de golpe contra el gobierno democráticamente electo de Pedro Castillo en Perú, quien se enfrenta con la derecha fujimorista y sus permanentes ofensivas antidemocráticas.

La pobreza que ha dejado el capitalismo y el imperialismo en nuestra región se ve reflejada en la crisis migratoria que atraviesa Mesoamérica, donde masivas migraciones se dan como consecuencia de las exclusiones, la ausencia de oportunidades, la represión de los gobiernos autoritarios en contra de los pueblos, y el despojo de los territorios de decenas de pueblos originarios en la región.

La independencia y la lucha por la soberanía es una de las más importantes herencias que nos dejaron nuestros padres y madres libertadores. Por esto, denunciamos la ocupación de Inglaterra en las Islas Malvinas y exigimos el reconocimiento de la soberanía argentina sobre su territorio. Además de la presencia de la base militar de la OTAN más grande en el Atlántico sur. “Las Malvinas son argentinas, y son latinoamericanas”. También acompañamos el reclamo del pueblo puertorriqueño por su independencia de los Estados Unidos.

Denunciamos la política genocida y criminal del gobierno norteamericano contra el pueblo cubano y su Revolución, que en los últimos tres años enfrentó 243 medidas para exterminarlos. Lo anterior se suma a la hostil política de más de 60 años de bloqueo económico, financiero y comercial que es el principal impedimento para el desarrollo económico de este hermano país.

ALBA Movimientos reafirma, puño en alto y con el corazón hinchado, su defensa irrestricta de la Revolución Bolivariana de Venezuela, de la Revolución Cubana, del proceso de cambio en Bolivia, porque somos hijos e hijas de Chávez, hijos e hijas de Bolívar, hijos e hijas de Túpac Amarú, hijos e hijas de Dessalines.

En este marco, y tras revisar, ampliar y calibrar nuestras bases históricas, reafirmamos nuestros seis principios fundamentales: la unidad de Nuestra América y el internacionalismo; la batalla ideológica-cultural y la descolonización; la defensa de la Madre Tierra y la soberanía de los pueblos; la economía para el buen vivir; la democratización y construcción de poder popular; y los feminismos populares.

A partir de estas bases, acordamos también, en esta III Asamblea Continental, una serie de prioridades y desafíos que orientarán el trabajo político de nuestra articulación durante al menos los próximos cuatro años:

1. La defensa desde los pueblos de los procesos de transformación más radicales de nuestra región, partiendo de la premisa del comandante Fidel Castro: “con la revolución todo, contra la revolución nada”.

2. La consolidación de alianzas con gobiernos progresistas, populares y de izquierda, desde la autonomía y libertad de acción de los pueblos y sus expresiones organizativas.

3. La práctica de un internacionalismo vivo, solidario y concreto, y el desafío de masificar su práctica y conciencia en las bases de las organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, afrodescendientes, de mujeres, juveniles, ambientales y de todo tipo.

4. El refuerzo de nuestro Sistema Continental de Formación Política, de nuestras iniciativas comunicacionales, de nuestras campañas de solidaridad y nuestras brigadas internacionales.

5. El apoyo y el estímulo a los procesos de descolonización, aún fatalmente inconclusos, recogiendo el legado de nuestros héroes y heroínas históricas de nuestras revoluciones de independencia, así como la defensa de nuestra soberanía en territorios, desde las Islas Malvinas hasta Guantánamo, desde la Isla Navaza hasta la Guayana Esequiba.

6. La participación de ALBA Movimientos, en tanto articulación regional, en el seno de la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP), expresión de la unidad política de los pueblos de Asia, África, la región Árabe-Magreb, Europa, Norteamérica y América Latina y el Caribe. La integración y la unidad internacionalista de nuestra región es condición necesaria, pero no suficiente, para hacer frente al sistema capitalista global.

7. El fortalecimiento de una estructura orgánica que nos ha permitido actuar de forma unitaria a nuestra articulación, desarrollar capítulos nacionales y priorizar la unidad en la diversidad en iniciativas como las escuelas de formación, las campañas de solidaridad, los procesos comunicativos, las brigadas internacionales y muchas otras.

Desde el sur del mundo, lanzamos un llamado continental a la organización y la lucha. Estamos seguras y seguros de que, aún en tiempos difíciles, o mucho más en ellos, es tiempo de Nuestra América, porque el tiempo de América, el tiempo de los pueblos, nunca acaba.